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27 jun 2015

INOCENTE, YO CREÍ QUE ME ENSEÑARÍAN LA CASA.

Bueno, ya pasaron las elecciones en la Candelaria. Pasó lo que tenía que pasar: acudimos muchos hermanos; estábamos la inmensa mayoría  en los alrededores de la casa Hermandad, en los bares plenos de aforo y en la Capilla Sacramental, en la que se celebraba la Eucaristía delante de nuestras Imágenes cuando yo llegue sobre las 20 y 15, ningún hermano de los muchos que por allí estábamos. Seguro que muchos de los presentes nos marchamos, alegres o decepcionados según su apuesta votada, sin decirles tan siquiera buenas tardes o adiós. También, como estaba programado y me aseguró él mismo, el pasado Martes Santo, ganó las elecciones nuestro hermano: Justo Rufino Charlo, al que felicito al igual que a todo su equipo.
El que felicite a los componentes de la Candidatura de la continuidad, no quiere decir que me alegre por ello; es más, no tengo claro que sean capaces de CONTINUAR el menos que mediano nivel, según mi opinión, en el que se ha desarrollado la vida de Hermandad en los últimos años. En el cambio se han perdido Oficiales importantes: José María Cuadro; al que mis circunstancias, personales con él, no las puedo sobreponer y usar para negar sus indudables cualidades para el cargo que ha desempeñado. Quien fue mi compañero de puesto y es mi amigo, Mario Castillo Gómez; un muy buen Mayordomo y mejor candelario, sería importante que no se perdiera para la Hermandad y llegara a ocupar más altas responsabilidades, aunque sé que esto último no le gustará, si se entera, que lo he dicho. Ignacio Gómez Girón, candelario de los mejores que tenemos y que entiendo ha debido ser un buen consejero y asesor por conocimientos y cariño a la Hermandad. Ignacio es para mí algo más que un amigo; y, aunque no tenemos la misma visión ni opinión de la Hermandad, metería mi cabeza en el agujero que él me dijera sin dudarlo ni un solo segundo, sé que no le ha movido nunca nada que no sea su amor a Nuestra Madre y cariño a la Hermandad. Pedro Pablo Gutiérrez Gómez y Carlos Francisco González Roldán; dos buenos Priostes, buenos trabajadores, discretos y cariñosos con todos y candelarios de cuna. De los que permanecen no voy a opinar a título personal pero, aunque no diré en público sus nombres, sí hay tres entre ellos que si tuvieran “vergüenza torera” se cortarían la coleta antes de la toma de posesión de su nuevo cargo, pues ha sido denigrante la campaña que han realizado y permitido desde sus actuales puestos de Gobierno; ellos seguro que saben quiénes son, ¿a que sí lo sabéis? Pues eso, ¡ya estáis tardando! A los nuevos desearles suerte que es lo único que puedo y deseo hacer.
No dejará de sorprenderme nunca la falsedad que reina en las Hermandades. Gracias a Dios, no es uno de los defectos que me concedió entre los muchísimos que tengo. Yo siempre digo lo que pienso y cómo lo pienso; es por eso que me sorprende que haya personas que en función de dónde estén ellos, o esté yo, así me tratan, “no sé sí mesentiende”. Es lamentable que hermanos que me retiraron el saludo y la palabra, sin saber yo por qué ni darme la más mínima explicación del motivo, ahora me abracen y besen. Más aún, que algunos compañeros de Junta; no hay que olvidar que, de los nueve años de la actual candidatura en funciones, yo fui un activo emprendedor  y ejercí como Mayordomo dos años hasta que empecé a ser incómodo para algunos y dañino para la Hermandad; que no se han preocupado ni de hacerme una simple llamada de teléfono o pregunta, del por qué me echaban, qué había pasado  o cómo iba mi “enfermedad de la azotea”,  ahora también,  me besen y abracen e incluso me pidan amistad por facebook. Cómo dije en la anterior entrada del blog, ayer fue la primera vez que entraba en la nueva Casa Hermandad, esperaba que alguien me acogiera y me la enseñara; no hubo suerte, otra vez será. Sí vi alguna cara desencajada al verme, con el temor en la mirada cuando la cruzamos y la pregunta en su pensamiento de: ¿qué carajo hace aquí el gordo cabrón este otra vez? Pero es verdad que salí compensado pues fueron muchos más los que se acercaron por derecho, de frente, sin falsedad y con el verdadero cariño fraternal y alegría sana que nos debemos. Gracias a todos estos últimos principalmente;  pero también a los primeros mencionados pues me recuerdan constantemente como no debe ser nunca mi comportamiento personal hacia los demás; ¡que duro es algunas veces aprender!
Realmente, para sacar el beneficio que pretendo de las Hermandades a las que pertenezco, no tendría que pagar una cuota de hermano pues nada material busco en ellas, pero centrémonos en la Candelaria que es de la que tratamos: Visitar de vez en cuando a nuestras Sagradas Imágenes en la soledad de su Capilla, más ahora que habitualmente allí está recogido el Santísimo.  Más aún me gusta si está la cancela cerrada y me puedo sostener en ella mientras les consulto mis dudas e inquietudes, les cuento mis alegrías, penas o cuitas y les pido ser cada día mejor persona y mejor cristiano. Verlos a Ellos cuando salen a nuestro encuentro, por las calles perdido en una acera entre extraños y haciéndome masa con ellos. Nada más, de verdad que nada más necesito.
Más os engañaría si no dijera lo que me gustaría encontrar y, empiezo de nuevo a luchar para ello, conseguir en nuestra Hermandad. Como nadie me preguntará, es por lo que lo dejo por aquí para la constancia por si a alguien le vale. Me gustaría que nuestra Hermandad fuera dirigida por los más capacitados y no por los más cómodos y adaptables; que los Oficiales de Junta fuesen y actuasen como cicerones para los recién incorporados o hermanos que nunca hayan sido más que “capiroteros”; que estuviésemos informados de todas las decisiones tomadas en Cabildos de Oficiales y a que necesidades obedecen; que nuestros Cultos contasen con los mejores Oradores y fuesen tan multitudinarios al menos como los Cabildos de elecciones; que se nos proporcionase una buena formación cristiana y se nos ofreciese conocer otras religiones, al menos con las que actualmente convivimos; que nuestra Cofradía fuese ejemplar en todos los sentidos y que en ella se formase por estricto orden de antigüedad y que no pudieses ver a un nazareno detrás detrás tuya con menos años de edad que años de antigüedad tienes tú; que los puestos de honor que se otorgasen fuesen eso, de honor,  súper  reducidos y respondiesen sólo a hechos extraordinarios y beneficiosos para la Hermandad; que nuestras cuadrillas estuviesen formadas mejor  por hermanos que fuesen mediocres costaleros que por grandes costaleros pero mediocres hermanos hechos  exclusivamente para ser costaleros; que los capataces respondiesen ciegamente a las instrucciones de los fiscales y que cediesen todo su protagonismo a los pasos, e Imágenes, que dirigen; que  que los diputados y celadores fuesen los nazarenos más experimentados de la Hermandad; que nuestra Procesión Eucarística contara con más hermanos que músicos; que hablemos más de humanidad que de caridad; que nuestra obra social no sea grandilocuente pero ayude a los más necesitados de nosotros; que el uso de los medios de comunicación y por las redes sociales fuesen, al menos, tan utilizados como cuándo llegan las elecciones;  que tuviésemos conciencia del valor de los buenos gestos y de su importancia en el trato de los demás, etc., etc., etc.

¡Ea!, hasta otra, que la Salud y la Luz nos asistan.

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